El museo
El palacio fue restaurado como una casa-museo, que no sólo alberga valiosas piezas de arte y mobiliario de distintas épocas, sino que revela, además, el estilo de vida de una familia patricia a principios del siglo XX. Durante los dieciocho años que los Errázuriz Alvear vivieron allí, la casa fue escenario de recepciones, conciertos y bailes de caridad; también un espacio de lujo y confort. Para hacer más cómoda la vida en la casa, el arquitecto Sergent había incorporado una gran cantidad de avances tecnológicos: dos ascensores, un sistema de calefacción central y otro de aspiración centralizada de polvo, muy novedosos para la época.
La casa recrea los estilos más significativos del arte decorativo y de la decoración europea de los siglos XVIII y XIX. Cuenta con un pequeño salón decorado en estilo Art Déco temprano realizado por el artista catalán José María Sert; se destacan cuatro paneles pintados al óleo, uno de ellos sobre espejo. Esa sala es la única de la casa con decoración del siglo XX. La residencia tiene también un imponente jardín de estilo francés que funciona como prolongación de los salones de recepción. El eje central de la composición es la Fuente de los cisnes, rodeada por parterres de boj recortado que evocan diseños del Palacio de Versalles.
la colección
El inventario actual del Museo supera los 6000 objetos, que abarcan desde esculturas romanas hasta creaciones artesanales de platería contemporánea. El mayor interés de la colección radica en las piezas de artes decorativas europeas y orientales, esculturas y pinturas de los siglos XVI a XIX, muchas de las cuales pertenecieron a los Errázuriz Alvear.
Entre las piezas destacadas, está el conjunto de miniaturas europeas de los siglos XVI al XX -el más importante en su tipo-, un óleo sobre tela de El Greco, tapices del siglo XVI, una escultura de Auguste Rodin y un reloj de bronce que fue un regalo de boda para los reyes Luis XVI y María Antonieta.